Jueves 25 de Octubre de 2012
CAMPO EMOCIONALMENTE MINADO: En las ligas surgen nexos fuertes de solidaridad entre algunos jugadores, entrenadores y árbitros, con igual intensidad también se originan rivalidades, celos, conflictos y en ocasiones disputas de tipo físico.
Partiendo de las consecuencias emocionales posibles en los atletas por el manejo –solo, combinado o mejorado- de las tres (3) tendencias primarias por parte de quienes los forman, es de humanos “somatizar” las acciones rebeldes de ciertos jugadores -propios y contrarios-, entonces, como respuesta subconsciente de algunos líderes, la banca (ídem el pito para ciertos árbitros) se convierte en un poderoso medicamento para “neutralizar” las bacterias que el líder percibe en su reino.
La banca (y el pito –soplado por un humano-) de vez en cuando -cual acto de magia- se convierten en: Látigo para “domesticar” algunas fieras, penitencia ante cualquier pecado, kriptonita para los superhéroes o hasta como silla eléctrica para la pena capital de revivir heridas que el técnico (y el juez) no ha sanado o, lo más natural su paranoico temor (de ambos) a la pérdida de control.
Sorprende como eventualmente pudieran observarse actitudes anti natura (contra los sanos principios del juego), creencias que aportan poco al desarrollo y crecimiento ecológico del espectáculo, menos cada día, afortunadamente. Ejemplo de algunas posturas emocionalmente improductivas:
1. Mientras más estrella hay que darle más duro.
2. Es bueno pero le sale una buena dosis de vitamina “B” o “F” (Banca o fuera) para que aprenda.
3. Hay que bajarle los humos, se la tira de importado.
4. Que juegue, mas no le pasen el balón / ¡Apenas arrugue la cara, pítale!
5. Forzando frustraciones: Acá José (1,85-80kg-28años) entra, tu trabajo será “marcar” al 33 (2,05mt-120kg-20años), asfíxialo, ¡¡¡ acaba con él !!!. El partido está en tus manos.
6. Ráfagas de culpa al equipo o jugador(es) específico(s) ante derrota o jugadas fallidas, por salirse del “librito”.
7. Mas oportunidad a jugadores dóciles (menos dotados) que a jugadores (caballos) críticos de las estrategias del entrenador.
8. Pase de “factura comunicacional” por contravenir indicaciones.
Pero como a todo lo negativo en Programación Neuro Lingüística le podemos poner la lupa y encontrar las motivaciones positivas, esencia de la educación emocional: La enervación, la exigencia, el verbo fuerte, el reto, la amenaza, el estrés si lo eliminamos, evitamos posibles lesiones psicológicas, que es la parte negativa, pero más significativo aun, también eliminamos el impulso, la motivación, el segundo intento que es el justificativo de ese comportamiento.
El proceso de frustración es exactamente el mismo para el coach como para el atleta, lo que varía es la intensidad y las vías de descarga. Es frecuente encontrar entrenadores decepcionados porque a pesar de haberse dedicado tanto, sus muchachos terminaron siendo un desastre o cuando son estrellas los olvidan y jugadores que se preguntan para qué tanta intensidad del coach si siempre terminamos derrotados o si lo que queremos es divertirnos.
Ante una situación de insatisfacción sostenida, viene la sensación de impotencia, un no poder, un que mas puedo hacer. Primer tiro fallido, un no merecer, de ahí la rabia, una energía represada urgida de drenar: entonces aparece la violencia o la agresión.
Si las expectativas no son cubiertas, viene la paralización y es posible que la culpa sirva para justificar el fracaso o el yo estoy mal, de ahí una ligera manipulación de la realidad para evadir el rechazo.
La culpa es una de las tantas máscaras de la rabia, un bozal, una reja, cuando la presión tumba la reja aparece el auto bloqueante miedo. Si, miedo al paredón de la crítica, a que nos agredan, a perder apoyos comerciales, a quedarnos solos, a decepcionar a quienes confiaron en nosotros. Del miedo a la desvalorización (lesión emocional) hay un paso, ahí nos declaramos víctimas de un entorno hostil, intolerante e injusto al punto de que pudiéramos actuar esperando que alguien nos tenga lástima, nos defienda, nos comprenda, le dé sentido a nuestra existencia.
El no estar a la altura pudiera fácilmente “desinflarnos”, hundirnos en alcohol o desconectarnos de la “realidad”, a ese nivel la depresión invade todos nuestros sistemas fisiológicos, bioquímicos, neurológicos, emocionales y sociales.
El entrenador como ser pensante no escapa a este fenómeno, por eso se requiere una alta dosis de claridad, no se trata de abolir la “Vieja Centro Técnico de Formación en
Escuela” solo que la realidad cambia y hay que adecuarse a los tiempos, montarse en el bus o el bus nos deja o hasta el mismo bus puede pasarnos por encima.
Los entrenadores serian más efectivos si tuvieran la oportunidad de ser individuos conscientes de ellos mismos, de sus potencialidades, sus limitaciones, sus mapas mentales, sus creencias y sus emociones.
Como personas, con sus experiencias, sus vivencias, dan lo mejor de sí, sacrifican su tiempo, luchan por un buena causa y dan su aporte muchas veces desinteresado a la sociedad, pero en ocasiones “refrescan” sus frustraciones, sus decepciones y para algunos es natural el impartir cual eje transmisor los métodos de administración de premios, castigos y justicia de acuerdo a sus creencias, su “disco duro”, he allí el punto álgido. El progreso semánticamente es ir hacia delante, no es ser mejor, significa tener cada vez más y no únicamente dinero, sino cultura, afectos, amor, dinero, productividad, sentido de la vida.
Francisco “Paco” Diez, indiscutido conocedor del baloncesto venezolano, mencionó en reciente entrevista de prensa su preocupación y propuesta: “En esta dirección deben trabajar las distintas organizaciones que hacen vida en este deporte, no sólo para formar atletas de alto rendimiento y obtener resultados positivos con las selecciones venezolanas, sino, también, para formar “ciudadanos” con valores, amor a la actividad física y fieles al trabajo en equipo”.
Elis Marrufo especialista en P.N.L.
@PNL_ElisMarrufo