Amigos…
Por: Frank Bastidas
27 de febrero 2023.
Una carta abierta:
Que, a pesar de la derrota contra Canadá, logrando ese pase final a la FIBA World Cup, igual nos pone a pensar que no fue un buen juego para nuestro combinado nacional. Hemos podido ver vicisitudes como falta de concentración de los jugadores, fallos de canasta fáciles, mal porcentaje en tiros de cancha y varias perdidas que reflejaron el marcador.
Ese partido contra una Canadá — ¿B o tal vez C en cuanto a talentos? — que jugó muy bien, desnudó algunas de nuestras falencias más relevantes, como la falta de un jugador que impusiera respeto en la pintura, nuestro sello de fábrica en otras épocas de éxitos internacionales. También, como lo es la defensa, que en instantes del partido se veía vulnerable y casi siempre el equipo rival lograba ejecutar un tiro abierto y cómodo.
Nuestros tres bases élites por muchos torneos en fila siguen marcando la tónica, pero, ya el calendario se siente en los pequeños detalles. Nivel de ejecución, en desequilibrio y — falta de — velocidad en el 1 vs 1, a pesar de que siempre dan el 120%, se refleja. Los años no les han pasado en vano, algo normal para un mortal en este deporte con tanta exigencia física, especialmente en el tren inferior y contando con que los tres son de la camada 1986 y 1987. Es decir, que este tiene que ser su último ciclo con la selección en el alto nivel por circunstancias de su vida útil como jugadores.
A este nivel, las fallas y los errores deben ser reducidos al máximo, porque si no se paga con una derrota con amplio margen. que fue lo sucedido. Pensando en un futuro, incluso luego del FIBA World Cup, en mi opinión el “doce” final no variará en nada al último juego visto. El relevo a futuro debe venir con muchos de los presentes teniendo como cargo el de ser tutores para que Venezuela se pueda mantener en lo logrado actualmente. En trasladar mucho del ritmo físico con el que se juega, la rapidez en la ejecución, la química de grupo internamente. En transmitir más que todo, lo que es competir y ganar a nivel internacional contra selecciones con jugadores de más talento y curriculum que los nuestros, que juegan NBA, Euroleague, EuroCup o ligas europeas regularmente.
En cuanto a los internos nuestros: luego de la baja de Gregory Echenique (quién ojalá regrese para algún momento, a pesar que esto no pareciera suceder más) no ha llegado uno nacido en nuestra tierra que pueda decir “ese puesto es mío”. Si bien en el exterior siempre indicamos varios nombres con buena talla para la posición, caso Rayler Vargas con 2.08m, Luis Rísquez que mide 2.04m, Alejandro Redondo en 2.04m, pues siguen siendo jóvenes y una incógnita, si podrán adaptarse tanto al sistema FIBA como a las reglas del cuerpo técnico o simplemente si en realidad tienen la calidad suficiente para estar en el ámbito profesional. Poco a poco ha ocurrido el lapso de inclusión de la promesa de 2.18m oriunda de Falcón, Enrique Medina, que en las últimas dos ventanas ha estado con el equipo grande por lo menos entrenando, sumando conocimientos, aprendiendo las jugadas y teniendo el roce necesario en las prácticas con nuestros 12 guerreros. Uno que deseamos pueda estar ayudándonos en un futuro cercano es el joven caraqueño Jonathan Griman de 2.05m, quien está actualmente en la NBA Academy de Latinoamérica, en México.
Ya sabemos de la talla que vamos a enfrentar en el FIBA World Cup es imponente y de calidad; equipos que tienen varios jugadores de más de 2.10m, y hasta de 2.20m o más, como Walter Tavares, la figura de Cabo Verde, ayer clasificada también a la copa del mundo. Sabemos que los nuestros darán el todo por el todo pero como dije anteriormente, la edad de varios de ellos no les alcanzará para luego que transcurra el FIBA World Cup, hacia la próxima AmeriCup y mas allá, y creo que debemos usar este tiempo e ir tratando de solventar esa falencia que se nos avecina. Los Panamericanos pudiesen ser un tubo de ensayo que ya el seleccionador nacional ha asomado como torneo para no solo probar, sino sumar piezas.
Si en lo que a interno hablamos, de lo poco que le puede quedar con la camiseta tricolor, ya nuestros bases lamentablemente no se escapan de esa verdad, como lo es la edad deportiva. Esos tres pilotos que han sido nuestros perros de presa y verdaderos guerreros por más de una década dándonos alegrías increíbles, como decíamos antes estamos ya con los tres sobre los 35 años de edad. Si,,luego del mundial deberían ser el último ciclo con el equipo, y quizás quedándose uno de ellos dirigiendo a los que tomarán el testigo. En este apartado hay un grupo de jugadores que según su ética de trabajo y compromiso, aunado al talento, podrían dar este salto de calidad. Nombres, como lo son los ya próximos a salir de su ciclo universitario, Carlos Páez, de 1.78m, Luis Hurtado, de 2.00m, y Daniel Garmendia, de 1.85m. Ninguno de ellos ha sido llamado oficialmente a entrenamientos para ser probados en la era Duró — Hurtado vino en el ciclo “Che” García — y, como decimos en términos criollos, están “crudos” en lo que a este compromiso se requiere.
A lo largo de las ventanas, el seleccionador nacional incluyó a varios bases bien sea por lesión o compromisos/contextos de nuestros tres titanes, entre esos el de mayor experiencia, Harol Cazorla, de 1.72m pero que no se sienten en la cancha por todo su despliegue. Ah, también vimos a Gabriel “Jabao” Sojo, a Edwin “Zancudito” Mijares, al prospecto Luis Betancourt, así como a Arian Amundaray. También, vimos en la AmeriCup a una grata sorpresa como los es Kender Urbina, que no debe llegar al 1.70m y si bien es muy endeble para el básquet profesional, su calidad para jugar no se discute. Para la última ventana se trajo desde Europa a Franger Pirela, de 1.84m, pero al final y por lo que aún se jugaba la clasificación, no se uniformó y no pudo debutar como lo pensábamos. En fin,,cualquiera que logre hacerse de esa posición en el futuro la va tener difícil ya que debe calzar los zapatos de lo que lograron estos tres grandes pilotos.
En lo que respecta a las otras posiciones,,aún les queda gasolina en el tanque a varios. Comandados por Michael Carrera, Garly Sojo, y los que serían los veteranos Pedro Chourio y Jhornan Zamora junto a los que ya deberían ser referentes como José Ascanio, Yohanner Sifontes, José Materán y Edgar Martinez, los cuales deben continuar con el legado de éxitos si el buen trabajo mancomunado de la FVB lo permite en el tiempo.
Bueno, un pequeño análisis en caliente de lo que nos podría venir a futuro. ¿Mientras? Celebremos estas clasificaciones, estos títulos, esta época de glorias que ya alcanzará 10 años enteros, una década, y agradezcamos a nuestros jugadores, staff federativo y cuerpo técnico porque vamos a nuestra quinta FIBA World Cup en baloncesto.
Grande Venezuela, gracias por tantas alegrías.