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jueves, 5 de diciembre de 2024

Los veteranos no son acordes a la filosofía de Seoane


 

La designación de Daniel Seoane como entrenador de la Selección Nacional de Venezuela ha tenido más detractores que personas de acuerdo con esta decisión, el nativo de Barquisimeto tiene un gran reto por delante, suplantar la generación más exitosa en la selección mayor, proceso que viene desde 2011 y finalizó en 2023 con la participación en el mundial, quedando lamentablemente en el puesto 31 de 32 equipos.

Remplaza en el cargo a tres entrenadores extranjeros: Eric Musselman, Néstor “El Ché” García y Fernando Duró, entre los tres dejaron marca de 62 ganados y 45 perdidos, siempre entre los mejores cinco del continente, en Suramericanos se lograron dos títulos y un subcampeonato, ganando un FIBA Américas, logrando clasificar a dos mundiales, unos Juegos Olímpicos, dos repechajes olímpicos y tres Panamericanos.

Su periplo comenzó de manera exitosa, ganando Venezuela por primera vez una medalla panamericana, al llegar a la final y perderla ante Argentina, en un torneo en donde jugadores del con poco protagonismo en épocas pasadas dieron un paso adelante, con Garly Sojo, José Ascanio, Edwin Mijares, Yohanner Sifontes, Edgar Martínez encabezando al equipo en puntos por partido, teniendo a Néstor Colmenares, Windi Graterol y Miguel Ruiz como jugadores de rol.

A nivel de dirección técnica hay que decir que fue sobresaliente el trabajo del entrenador, sobre todo en el juego clave ante Brasil, dando el triple constantemente al base Elio Corazza, que solo anotó 2 de 12 desde la larga distancia, terminando los brasileños el encuentro con un 25% en triples. Mientras que en ataque logró Venezuela anotarle 84 a los cariocas, que en el resto de los encuentros del torneo solo permitió 57 puntos en promedio de sus contrincantes.

En ataque en los Panamericanos hubo un cambio de rumbo con lo que se venía haciendo bajo el mando de los entrenadores argentinos, jugando más rápido y a más posiciones, anotándole 88 a Argentina, 92 a República Dominicana, 77 a Panamá (en donde se lanzó un horrible 7 de 32 en triples) y los 84 a Brasil, aunque en el juego por la medalla de Oro ante Argentina solo se anotó 65, ya con el equipo muy cansado con una rotación de solo 8 jugadores tras la lesión de Mijares en el tercer encuentro.

Si vamos a estadísticas en ese primer torneo el equipo tuvo 80 posesiones por juego, promediando 81 puntos de promedio, es decir, 101 puntos por cada 100 posesiones. Bajo el mando de Fernando Duró las posesiones fueron 73 con 73 puntos, lo que da 100 puntos por cada 100 posesiones, es decir, que el equipo anotó un punto más que el proceso anterior. Con Néstor García el equipo anotaba 102 por cada 100 y con Eric Musselman unos increíbles 115 puntos por cada 100 posesiones.

Pero en los cuatro juegos del clasificatorio a la Americup la eficiencia ofensiva ha bajado drásticamente, bajando las posesiones a 73.6 por juego y promediando apenas 66.25 puntos, lo que da solo 90 puntos por cada 100 posesiones, 11 puntos menos que en los Panamericanos, en esos cuatro juegos con muchos de los jugadores que estuvieron en el mundial.

Mucho tiene que ver el mal porcentaje desde la larga distancia, en los Panamericanos se lanzó para un 31.3% que está cercano al promedio histórico en esta estadística en lo que va de siglo (32.1%), pero en los cuatro juegos del clasificatorio apenas anotan para un 22.8, quedando el equipo con Seoane a nivel global con un 28.5%.

La bandera del nuevo entrenador apunta a jugar más rápido, el mismo lo ha declarado, es la tendencia mundial, lo grandes equipos lo hacen, pero para hacerlo tiene que usar las piezas correctas, y con jugadores por encima de los 35 años es muy difícil hacerlo.

Se ha notado claramente los pocos minutos para los más jóvenes del conjunto, en los Panamericanos Elián Centeno tuvo acción en dos juegos, acumulando entre los dos solo 3 minutos, Enrique Medina igualmente entró a cancha en dos juegos con casi 9 minutos y Kender Urbina, también en dos juegos, solo disputó 8 minutos, estos minutos totales, no por juego.

En el clasificatorio los más jóvenes igualmente casi no juegan: Yeferson Guerra es el que más con apenas 13.6 por juego, le sigue Franger Pirela con 12.8, Fabrizio Pugliatti promedia 8.9, Enrique Medina 4.7 y Carlos Lemus 2.6, inclusive jugadores de mediana edad para el baloncesto como José Materán y José Ascanio han visto pocos minutos para lo que deberían tener, el primero de los nombrados solo promedia 8 minutos y el segundo 15.

Los únicos jugadores por encima de los 20 minutos son David Cubillán, Yohanner Sifontes, Pedro Chourio, Gregory Vargas, Néstor Colmenares y Michael Carrera, nombrándolos de manera ascendente en la cantidad de minutos.

Ahí es donde encontramos las incongruencias, el equipo supuestamente está en una renovación y además quiere que se juegue con más velocidad, pero los que juegan son los más veteranos, con muy malos resultados.

Personalmente no dudamos de la calidad como entrenador de Daniel Seoane, es un gran estudioso del deporte, pero ha fallado, no en el aspecto táctico, sino en el manejo del grupo, con una excesiva confianza en los más experimentados que ya no están rindiendo al alto nivel y no se adecúan al estilo de juego que quiere implantar, dejando de lado a jugadores con más presentes como los mencionados Materán y Ascanio, además de no confiar en los más jóvenes, cargando de minutos a los veteranos que adicionalmente no se adaptan a lo que quiere jugar.

Su imagen ha sido muy afectada desde el punto de vista del fanático, acostumbrado al estilo que implementaron los entrenadores argentinos a partir de 2013, con mucho consumo del reloj con el balón, buscando bajar la cantidad de posesiones de su rival, estilo a que nivel de América dio resultado, pero cuando tocaba jugar contra equipos del máximo nivel no daba resultado, perdiendo siempre ampliamente contra estos rivales.

Su contrato termina luego de la Americup 2025, quizás ni estemos en dicho torneo, todo se definirá en la última ventana en febrero, donde, ante la urgencia, lo más posible es que veamos a los más experimentados, que según los visto en los últimos encuentros no son los más acordes a la filosofía de Seoane. 

 

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viernes, 29 de noviembre de 2024

Muchas fallas a corregir en el basket venezolano

 


Los éxitos y fracasos no son el resultado de una sola causa, sino que surgen de una combinación de factores diversos. Detrás de cada logro o contratiempo, intervienen múltiples razones, hacemos esta introducción porque se ha simplificado la discusión del mal momento de la Selección Nacional, llevando todo a su mayoría al entrenador Daniel Seoane.

Enumeraremos algunas de las razones que ha originado este bajón, que no es de ahora, viene desde finales de 2022 hasta acá, en donde se ha cosechado récord de 2 ganados (contra Colombia y Bahamas) y 11 perdidos.

Desde que se ha implementado el nuevo sistema en FIBA, con juegos en fechas en donde los jugadores están participando en ligas profesionales, se hace más difícil hacer concentraciones largas antes de cada juego, no como antes que, si tenías un FIBA Américas en agosto, ya desde principio de julio podías reunir a los jugadores con tiempo y hacer juegos de preparación.

Esto le permitió a Venezuela lograr resultados por encima de lo esperado ante equipos con más talento individual, recordemos que antes del FIBA Américas en 2011 el nuevo entrenador Eric Musselman tuvo una preparación larga, con varios partidos de fogueo antes del torneo, logrando los jugadores absorber el sistema y lograr automatismos.

Igualmente, en 2015 ya con el mando de Néstor “El Ché” García, el equipo pudo ir a Europa y topar contra equipos de nivel alto de ese continente, logrando igualmente la química suficiente para que la selección lograra la hazaña de ganar el título continental. De hecho, este equipo ya tenía cuatro años jugando juntos, con dos Suramericanos, dos FIBA Américas, unos Panamericanos y un Repechaje Olímpico.

Ya con todo ese recorrido el equipo no necesitaba mucho tiempo para acoplarse, al momento de Fernando Duró tomar el mando el trabajo ya estaba hecho, se empezó el nuevo sistema de competencias y el equipo seguía ganando los juegos necesarios para clasificar a dos mundiales consecutivos.

Seoane no ha tenido esa suerte, solo pudo concentrar al equipo que fue a los Panamericanos un par de semanas, con varios jugadores nuevos que tomaron protagonismo y cumplieron, ganando la medalla de plata, única medalla en este tipo de competencias.

Después le tocó solo ventanas, en la primera ante Colombia mantuvo el mismo equipo que fue al mundial, ganando con facilidad en primer partido en casa, para luego caer cerradamente de visitante, en un juego que estuvo al alcance de la mano.

Para esta segunda ventana, la más difícil de las tres rumbo a la Americup 2025, se decidió llevar un equipo en donde lo principal era que estuvieran jugando en ligas profesionales, con 10 de los 12 jugando en el exterior (incluyendo Jhornan Zamora que no estaba activo, pero no había pasado mucho tiempo desde su finalización en México), pero este conjunto era la primera vez que lo hacía junto, cayendo en los dos partidos.

Otra de las razones que podemos enumerar es que el equipo al ser tan exitoso no quisieron tocarlo, llevando a los mismos jugadores a todos los torneos. Desde que Duró tomó la selección, solo 19 jugadores tuvieron más de 8 juegos de los 51 bajo el mando del argentino, a ese número tenemos que restarle a José Vargas, Luis Bethelmy, Dwight Lewis, Gregory Echenique y Garly Sojo, quedando 14 jugadores con rodaje, 10 de estos sobre los 30 años.

A esa lista de 14 quedaron fuera por lesiones Anthony Pérez, José Materán y Pedro Chourio, además de Edgar “Petare” Martínez por no estar activo, estos jugadores entre los mejores lanzadores desde la larga distancia en la actualidad del baloncesto venezolano, arma que no tuvo el equipo en su visita al sur del continente, solo anotando 5 triples de 33 en esos dos partidos. Pudiendo descontar también a David Cubillán (lesionado) y Heissler Guillent (se excusó por asuntos personales).

Parte de la falta de relevo inmediato en la selección, que debería estar conformado por jugadores entre los 24 y 30, viene de las pocas oportunidades para los jugadores criollos tanto en la LPB como en la Súper Liga, la primera con solo 10 equipos y 3 importados y la segunda, con 18-20 equipos, pero con 5 importados, difícil así para que aparezcan nuevos nombres, por eso Venezuela siempre ha tenido problemas en los cambios generacionales.

Viendo la historia, Venezuela tuvo éxito de 1989 hasta 1992, después no se logró buenas actuaciones sino en el periodo de 2001 a 2006, con dos clasificaciones al mundial, con medalla de bronce en el FIBA Américas 2005 incluida. 

Posteriormente tocó renovar nuevamente, cayendo otra vez el nivel de la selección, fracasando entre 2007 y 2013, sin poder clasificar a los mundiales, no fue hasta 2014 cuando levantó el equipo, con el título Suramericano en Margarita 2014 y los posteriores éxitos que ya todos sabemos.

La desaparición de la LPB y el nacimiento de la SPB entre 2019-2020 también ha afectado al baloncesto venezolano, se estuvo mucho tiempo sin una liga profesional y cuando arrancó nuevamente, bajo la nueva denominación, lo hizo con calendarios muy cortos y cuatro años después de eso la SPB sigue sin consolidarse, con torneos con muchas fallas, aunado a que ya no se juega Liga Nacional, en donde los criollos tenían todo el protagonismo.

Esto produjo que hayan aparecido pocas figuras nuevas los últimos años, podríamos nombrar un pequeño puñado que aparecieron o empezaron a ver minutos importantes, conformado por Yeferson Guerra, Franger Pirela, Elián Centeno, Anyelo Cisneros, José Materán, Petare Martínez y Garly Sojo, este último el más talentoso, pero ya no está entre nosotros.

También nuestras ligas profesionales no permitieron que otros jugadores tuvieran la proyección que se estimaba alcanzarían, incluso muchos estuvieron el radar de la selección, quizás fue la falta de protagonismos en la liga local o simplemente que no eran lo suficientemente talentosos para aportar a nivel internacional, nunca lo sabremos.

Otro aspecto es la disminución de los venezolanos que acceden al baloncesto universitario norteamericano, si hacemos un top de los 20 mejores jugadores venezolanos al menos 15 tuvieron la oportunidad de estar en la NCAA, disputando un gran nivel de juego desde muy jóvenes, pero últimamente se ha hecho cuesta arriba, no el conseguir becas o tener el talento, sino que el Consulado de Estados Unidos apruebe la visa, así los chichos tengan el ofrecimiento de alguna escuela.

Con esto la mayoría de los jóvenes se tienen que quedar en el país y como sabemos no hay ligas de desarrollo, mientras que en la liga profesional le dan poquísimos minutos en los pocos juegos que se hacen al año. Anteriormente los prospectos venezolanos se formaban en Estados Unidos y al terminar sus estudios estaban listos para estar en la selección a buena edad, de los últimos tiempos podríamos nombrar algunos recientes como Gregory Echenique, Greivis Vásquez, David Cubillán, Néstor Colmenares y un largo etcétera.

Otra razón, que viene más de una apreciación propia, es que los estelares están reacios a aceptar que ya su tiempo pasó, como le ocurre a todo atleta, muchas declaraciones han hecho de que siguen siendo los mejores o que “no hay nadie que me coma el c…”. 

Esto se vio mucho en la ventana pasada, con los más veteranos haciendo ademanes a sus compañeros jóvenes cuando erraban un tiro, perdían un balón o cometían un error, cuando al ver las estadísticas nos encontramos que los novatos fueron los de mejor rendimiento en cancha, y lo peor de todo es que el entrenador piensa lo mismo, con la regla “si te equivocas te saco”, nefasta filosofía de muchos entrenadores venezolanos, regla que no aplica a los más experimentados.

Obviamente, Daniel Seoane tiene mucha de la carga de responsabilidad, pero eso lo analizaremos más adelante en otro artículo.

Existen otras razones que quizás los lectores de este artículo pueden agregar en los comentarios, si no se corrigen o mejoran seguiremos de capa caída, o no, siempre el talento del jugador venezolano sale a relucir, logrando resultados por encima de lo que el ecosistema del baloncesto nacional les permite alcanzar.
 

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miércoles, 10 de julio de 2024

¿Quiénes sustituirán a los veteranos?

 

El cambio generacional en la Selección Nacional es inaplazable, por más que los actuales jugadores sigan rindiendo y siendo productivos en algún momento se van a retirar, con lo cual nuevos nombres tomarán sus puestos.

Hay que conseguir el relevo para los habituales de los últimos años: Gregory Vargas, Heissler Guillent, David Cubillán, Néstor Colmenares, Windi Graterol, Miguel Ruiz, Pedro Chourio y Jhornan Zamora, que tendrán entre 37 y 41 años para el próximo mundial.

En la actual SPB es difícil conseguir sus posibles sustitutos, la estructura de la liga con cinco importados y la preferencia por jugadores veteranos hace difícil que un joven destaque, sin embargo, les traemos algunos de éstos.

Carlos Lemus

La actuación de Lemus es de lo más destacado entre los criollos jóvenes que pueden ingresar a la selección, no hace falta mucho análisis para decir que será seguramente el jugador número 245 en debutar con la selección.

El base de Marinos se ha mostrado como un jugador maduro y seguro, se equivoca poco y ha demostrado que también puede anotar, llegando a concretar 35 puntos en uno de sus juegos.

Dentro de los pilotos que aspiran jugar con la selección es el que más destaca en cuanto a la seguridad y la responsabilidad que requiere el puesto de armador, con la debida acotación de que ya tiene 25 años.

Su actuación se podría llamar sorpresiva, ya que en su único año en la NCAA con UTEP fue poco productiva, solo promediando 3.1 puntos y 0.7 asistencias en 13.8 minutos, aunque venía de buenas temporadas en Junior College, inclusive llegando al Final Four de la NJCAA siendo titular con Chipola College.

Durante la temporada SPB promedia 10.4 puntos, 4.6 asistencias y 3 rebotes, pero con unos mejorables 41% en tiros de cancha y 29.9% en triples, seguramente se llevará el Novato del Año.

 

Yefferson Guerra


Otro de los jóvenes destacados en la SPB es Guerra, que con 20 años es el mejor jugador criollo de Panteras de Miranda, siendo el tercer máximo en puntos totales entre los criollos que hacen vida en la liga, solo por debajo de Michael Carrera y Anthony Pérez.

Con Guerra hay la disyuntiva si es base o es escolta, con Panteras alterna las dos posiciones, pero de cara a alcanzar su máximo potencial hay que apostar que sea un base a tiempo completo, como puesto uno su físico lo coloca en ventaja contra sus contrapartes, pero de escolta esa ventaja la perdería, pasaría de ser un base alto a un escolta bajo.

Yefferson ataca bien el aro, ha mostrado no solo potencia si no habilidad para llegar cómodo a la canasta, también es de los mejores rompiendo la primera línea de defensa, dándole la posibilidad de intentar anotar o descargar hacia los tiradores.

Repetimos, solo tiene 20 años, es muy joven y todavía le falta pulir el manejo del balón y el triple, pero tiene un potencial enorme, un base con unas características poco presentes entre nuestros jugadores en esa posición.

 

Franger Pirela


Pirela es un jugador que genera puntos de vistas muy distante entre los seguidores del baloncesto, a algunos les encanta y otros lo odian, no hay término medio.

Entre los que les gusta resaltan su velocidad, defensa y entrega, durante los Panamericanos de Chile era uno de los favoritos de parte del público por su esfuerzo, pero otros lo odian por sus pobres porcentajes de tiro y los errores que cometen al intentar jugar con muchas revoluciones.

Este año con Cocodrilos de Caracas empezó jugando a bajo nivel, siendo titular en todas las ocasiones, pero jugando menos minutos que su suplente Luis Betancourt, pero en la segunda parte de la campaña sus porcentajes de tiro han mejorado, con varios partidos por encima de los 10 puntos, mostrando una mejoría resaltante en sus porcentajes, promediando un 63% en tiros de cancha en los últimos 10 juegos.

Su defensa es muy resaltante, siempre pasando por delante de las cortinas y moviendo muy bien los pies, manteniéndose siempre entre su marca y el aro, por ahí pasa su mejor aporte al juego, puede ser un activo valioso viniendo desde la banca en momentos de juego que se requiera defender con intensidad.

En cuanto a su manejo del juego le falta mucho por mejorar, saber cuándo correr y cuando no, eso lo logrará con el tiempo, como pasa con todos los bases de sus características.

En cuanto al triple ha mejorado la segunda parte de la campaña, lanza ahora de manera más fluida y con más suavidad, si llega dominar más ese aspecto del juego, a parte del jumper de media distancia, tendremos un activo muy valioso en la selección.

 

Anthony Pérez

El nativo de Cumaná no es joven, poco explicar sobre sus capacidades ya que todos los que siguen el baloncesto venezolano lo conocemos, pero podríamos tomarlo como un nuevo protagonista dentro de la selección, ya que estuvo fuera del equipo por cuatro años, primeramente, con una lesión en la espalda y también por diferencias con el anterior entrenador, Fernando Duró.

Ya estuvo en la primera ventana rumbo a la Americup ante Colombia viniendo desde el banco, jugando 21 y 13 minutos en ambos juegos, pero con problemas de encaje con el resto de sus compañeros, sobre todo con Michael Carrera luego de problemas internos que tuvieron en Gladiadores al final de la temporada pasada, afortunadamente al parecer ya resueltos.

Tanto Pérez como Carrera deben ser los líderes ofensivos para este ciclo de cuatro años, algo que llevamos esperando ya varios años, teniendo Pérez no solo aportar puntos, sino ayudar en defensa, aspecto del juego que ha mejorado mucho últimamente, así como la toma del rebote defensivo.

 

Anyelo Cisneros

Una de las posiciones en la cual Venezuela debe mejorar es en el puesto de alero, hace falta jugadores de un perfil atlético para que ayuden la parte defensiva y la toma del rebote, teniendo Cisneros esas características en su juego.

Con Cocodrilos está siendo la principal figura criolla, promediando 10.5 puntos y 5.9 rebotes, siendo un jugador que intenta siempre anotar en transición y cerca del aro, logrando hasta ahora un 62% en tiros de dos, mientras que desde el triple promedia un 32%.

Cisneros parece el jugador indicado para venir desde el banco como suplente de Anthony Pérez, que debería ser el titular los próximos años, pero ha recibido pocas oportunidades en la selección con solo cuatro juegos y 14 minutos.

Anyelo no tiene la capacidad de originarse sus propios tiros, pero puede aportar su capacidad atlética, correr la cancha, defender tanto en el perímetro como en la pintura y aportar rebote en ambos costados de la cancha.

 

José Ascanio

Al igual que Anthony Pérez podríamos considerar a Ascanio como un nuevo protagonista dentro de la selección, ambos debieron estar en el pasado Mundial, pero no estuvieron por los ya nombrados problemas extra deportivos de Pérez, así como que Ascanio venía de una lesión que lo tuvo fuera por uno año y ya por eso fue descartado.

Es un jugador que ha tenido dos caras en la selección, cuando le dan protagonismo y cuando lo dejan en el fondo de la banca.

Si vemos su actuación en la Americup de 2022 y los Panamericanos de 2023 encontramos que jugó 24 minutos por juego, con 13.4 puntos y 4.9 rebotes, mientras que en el resto de sus encuentros con la selección, en eliminatorias tanto de Americup como para Mundiales, promedia 7.6 minutos con 2.9 puntos y 1.45 rebotes.

Para el ciclo actual debería estar en el cuadro titular, está en el peak de su carrera y es actualmente uno de los mejores jugadores del país, es un jugador completo que puede rebotear, poner el balón en el piso y meter el triple, adicionando que defensivamente se parea con jugadores perimetrales e internos.

 

Elián Centeno

Centeno empezó su carrera con Spartans jugando, a pesar de su estatura, en el perímetro, con él experimentaron dándole el balón para que lo bajara y defendiendo al base contrario, pero desistieron de él, prestándolo las dos últimas campañas de la SPB, primero con Diablos de Miranda y esta temporada con Pioneros del Ávila.

Con Diablos no resaltó mucho, pero con Pioneros está teniendo su mejor campaña como profesional, promediando 8.4 rebotes y 1.4 bloqueos, el mejor criollo de la liga en ambos renglones, aparte promedia 8 puntos y 1.13 robos de balón.

Su forma de jugar y actitud cambió para esta temporada, jugando más cerca del aro y jugando más físico, aprovechando su poder de salto y brazos largos para conseguir rebotes y dar bloqueos, aparte de anotar mucho luego de rebotes ofensivos, ya no baja el balón, pero su capacidad de defender en el perímetro la mantiene intacta.

Ya a sus 23 años todavía le falta por mejorar su físico, sigue estando delgado, aparte que no termina de desarrollar su tiro, solo anotando para un 15% en triples (4 de 27) y un bajísimo 50% en tiros libres, pero en actitud la mejoría ha sido notoria, ganándose la titularidad en su equipo.

 

Enrique Medina

Con Medina hay que tener paciencia, no es fácil que un jugador de 2.21 venezolano logre destacar en el baloncesto, hay que sacarse de la cabeza lo que hacen jugadores de más de 2.20 como Víctor Wenbanyama o Kristaps Porzingis, que fueron formados desde jóvenes en Europa, ellos son la excepción, no la regla, son pocos los jugadores tan altos que han destacado a nivel internacional.

En el caso de Venezuela es más de claro esto, el jugador más alto en jugar con la selección nacional antes de Medina fue Hebert Bayona de 2.11 metros y nunca fue un jugador relevante, a pesar de sus cuatro años en la NCAA.

El nativo de Coro apenas empezó a jugar baloncesto organizado a los 17 años, pero su evolución es notoria, es un jugador coordinado, de buen físico, no es delgado ni excesivamente lento como otros de esa estatura y, sobre todo, entiende el juego, sabe que pasa a su alrededor y tácticamente cumple lo que le pida su técnico.

El seleccionar a Héroes entre los 18 equipos de la SPB fue una decisión acertada, a pesar de ser un equipo con necesidad de ganar juegos y consolidar la franquicia, le han dado minutos y no minutos basura, ha visto acción en todos los partidos de su equipo, en un conjunto, bajo el mando de Iván García, que normalmente usa a sus 12 jugadores, algo poco frecuente.

Eso sí, en el costado ofensivo es invisible para sus compañeros, son pocas las oportunidades en que le pasen el balón, para un jugador que necesita ser habilitado en posiciones donde pueda aprovechar su ventaja física. Aparte de que se ve claramente que no hay jugadas para él en el poste, desde donde puede producir y habilitar a sus compañeros en los cortes al aro, algo que hace muy bien.

A pesar de tocar poco el balón no pierde el enfoque en el juego, siempre haciendo cortinas a sus compañeros, en mano a mano o en bloqueos indirectos para liberar a los tiradores perimetrales, pero nada de eso sale en las estadísticas.

En la parte defensiva es capaz de dar varios bloqueos por juego, teniendo ocho juegos con más de dos tapas pese a los pocos minutos que ve, si proyectamos a 32 minutos por juego promediaría 3.16 tapas por encuentro, aparte de que altera muchos tiros de los atacantes con lo alto que es, sería interesante ver la estadística del porcentaje de tiros cuando es el defensor primario, pero esa estadística no se lleva en nuestra liga. Otro punto a mejorar en defensa es mantener la verticalidad y los brazos arriba, la mayoría de las faltas que comenten es por lanzar las manos al atacante, cuando no tiene la necesidad por lo largo que es.

En cuanto a la selección, a pesar que le falta mucho por desarrollarse, puede aportar minutos de descanso a los titulares, es el jugador más alto de Latinoamérica, es poco común ver jugadores de esa estatura en estos lados y a eso hay que sacarle provecho.

 

Luis Hurtado

A diferencia de Lemus, Hurtado no ha destacado durante su primera temporada profesional, llegó al país muy fuera de forma y eso ha limitado sus minutos en cancha, tanto así que Marinos decidiera darlo en préstamo a Brillantes, en donde sí ha jugado más minutos, aunque su rendimiento sigue siendo bajo.

Con Brillantes sale en varias oportunidades de titular, pero mal usado, lo tienen jugando como alero, estando en una esquina sin tocar el balón, las pocas veces que la recibe genera oportunidades claras a sus compañeros, pero el cuerpo técnico no ha detectado esto y lo subutiliza.

Es un jugador ideal para jugar al lado de bases anotadores como Yefferson Guerra o Edson Tovar, tomando responsabilidades en la generación de juego y ayudando en el rebote defensivo, viene de promediar 5.8 puntos, 4 rebotes y 3.5 asistencias en sus dos últimas campañas en la NCAA en 26 minutos por encuentro.

¿Por qué lo consideramos a pesar de lo decepcionante de su actuación? Porque el talento está ahí, su visión y entendimiento del juego está sobre la media del jugador venezolano, esperemos que mejore su condición física y con eso mejore su rendimiento.

No está listo para jugar con la selección en la próxima ventana, hay que ver cuál será su estado físico y rendimiento la próxima campaña de la SPB, para que pueda ser considerado rumbo a la Americup y el próximo premundial.

Esos jugadores, como explicamos al principio, son jugadores que hacen vida en la SPB, existen otros jugadores en el exterior que pueden ser tomados en cuenta, haciendo la salvedad que los que están estudiando se le dificulta su presencia en las ventanas que coinciden con sus compromisos universitarios.

Por Antonio Ruiz

 

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lunes, 17 de junio de 2024

Todo tiempo pasado fue mejor


 

Todo tiempo pasado fue mejor es una manera de ver la vida que es muy difícil de cambiar, siempre la época que viviste en tu juventud fue mejor que la actual, en todos los deportes se aplica constantemente, las lamentaciones y descalificaciones a la actualidad son casi una norma.

El baloncesto profesional venezolano no escapa de esto, las redes sociales están llenas de frases despectivas hacia la SPB, que la LPB era lo mejor y que ojalá volvieran los 10 equipos de antes, olvidando el daño tremendo que la LPB estaba produciendo a la evolución de este deporte en el país, que cada día está más lejos de la élite mundial.

“Todo muerto es bueno” le leí a alguien en Facebook, frase genial para describir ese enamoramiento con la LPB de antes que, para quien les escribe, era un freno al desarrollo del baloncesto, múltiples generaciones de basquetbolistas se perdieron a través del tiempo, por ejemplo, la asistencia a tres mundiales juveniles consecutivos y pocos de estos jugadores realmente recibieron la oportunidad de ver minutos en la liga.

Llegó a ser tan extremo esto que los primeros migrantes venezolanos fueron los jugadores de baloncesto, que al ver que no tenían oportunidades en su propio país optaron por migrar, jugando en países como Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú y Argentina, pudiendo regresar al país luego de que se instauró la Súper Liga.

Para que un jugador joven viera minutos era casi un imposible, estelares de la actualidad como Heissler Guillent empezó a ver minutos a los 22 años, si revisamos el historial del premio Novato del Año eran en su mayoría jugadores de edad avanzada, varios de estos porque venían de jugar NCAA, inclusive con el premio desierto en un par de años.

Las consecuencias fueron el bajón en la Selección Nacional cuando tocaba el obligado cambio generacional, siempre eran los mismos jugadores en todos los torneos, porque eran los que veían minutos en el baloncesto profesional.

Podría pensarse que la liga profesional y la selección son dos cosas distintas, pero nada más alejado de la realidad, la selección es el motor del baloncesto en Venezuela, los éxitos de nuestro conjunto es lo que trae la mirada al deporte como tal, tanto a nivel de fanaticada como medios de comunicación y sponsors.

Las cuentas son claras, 10 equipos con dos criollos titulares son 20 jugadores con minutos de calidad, en la actualidad son 36 o 40 jugadores si regresan los equipos que pidieron año sabático.

Podemos ver este año a Yefferson Guerra con 20 años siendo el mejor jugador de Panteras de Miranda, a Elián Centeno al fin viendo minutos con los debutantes Pioneros y a Carlos Lemus siendo la figura nacional de Marinos, lo mismo podríamos decir de Cocodrilos, con Franger Pirela y Luis Betancourt compartiendo el puesto de base de los capitalinos.

Se comenta mucho a la ligera que vuelva la liga a 10 equipos, sin importarles que plazas como San Cristóbal, Maturín o Punto Fijo se queden sin equipo, además de lo obvio, la cantidad de jugadores y entrenadores que se quedarían sin trabajo.

El nivel ha ido subiendo a medida que pasan las temporadas, este fin de semana vimos a Frontinos quitarle el invicto en el Fórum a Trotamundos, además de Pioneros derrotando a Gladiadores en el Luis Ramos, los dos equipos más nuevos ganando en su casa a los máximos favoritos al título, cada jornada la paridad es la norma.

Dejemos atrás los prejuicios y el desgano hacia nuestra liga profesional, que sí tiene muchas fallas, pero que esperemos con el tiempo logre subsanarlas y se consolide, tanto a nivel deportivo como a nivel comercial. 

Por Antonio Ruiz

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