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domingo, 2 de agosto de 2020

Shea Cotton el Lebron que no llego a serlo.


Por:
 Enrique García
Lo malo de las promesas es que son eso, promesas, y que no siempre se cumplen. En el caso del baloncesto, son muchos los jugadores considerados «promesas» a edades tempranas, y que finalmente no fructificaron. «El próximo Michael Jordan» pasó a ser «el próximo Kobe Bryant» y ahora «el próximo LeBron James«. Hace poco contábamos la historia de OJ Mayo, que ahora juega en Taiwan. Pero en los años 90 hubo un caso especialmente llamativo, porque pasó de dominar a Kevin Garnett en el instituto a ni siquiera ser drafteado. ¿Quién era Schea Cotton?
Lo primero que llamó la atención de Cotton al entrar en la escuela fue su madurez física. Como se suele decir, era un adulto jugando en el cuerpo de un niño. En 1994 el Chicago Tribune hablaba de él así: «es ya un jugador completo, en edad de instituto pero con el cuerpo de un senior de universidad».
Tenía 12 años, medía 1’80 y pesaba 82 kilos. Era el capitán de un equipo en el que había jóvenes hasta cuatro años mayores que él. También en el Los Angeles Times hablaban de él y le dedicaron un reportaje. Se hizo famoso antes incluso de empezar a jugar en su equipo de instituto. Por eso, salvando las distancias (especialmente las tecnológicas), se dice que tenía el mismo ‘hype’ que LeBron James en el instituto.
En su primera temporada en el instituto creció hasta el 1’93 y los 100 kilos. Promedió 20 puntos y 7 rebotes, con su equipo ganando la competición de su región. Sports Illustrated también se rendía ante él. «No os riáis, pero este chico podría llegar a ser uno de los mejores», decían de él. Las colas después de los partidos para lograr su autógrafo eran enormes.
En sus egundo año, en el que promedió 24 puntos y 10 rebotes, llegó a un acuerdo con Nike. La marca no le pagaba dinero, porque no podía recibir un sueldo si no quería tener problemas de elegibilidad con la NCAA, pero le proporcionaron un par de zapatillas nuevas para cada partido. 37 en total.
Durante su tercer año de instituto surgió el rumor de que Cotton se presentaría al Draft y se saltaría la NCAA. Era 1996 y acababa de comprometerse con la universidad de Long Beach State. Sin embargo, con la popularidad que había ganado, rompió su acuerdo con la universidad y se preparó para presentar su papeles para el Draft. En el último momento apareció en la ecuación UCLA, y le ofreció una de las becas más codiciadas del país. Allí se supone que jugaría junto a Baron Davis, quien acababa de firmar con ellos. Aceptó, pero antes tenía que pasar la prueba de conocimientos conocida como SAT.
Para ser totalmente sinceros, ese era el otro motivo por el que Cotton se planteaba saltarse la universidad: en los dos intentos anteriores no había llegado a la puntuación mínima en el SAT. Al tercer intento logró superarlo (consiguió un 900 cuando el mínimo era 700), pero la NCAA invalidó los resultados ante la sospecha de que había copiado. A Cotton le habían diagnosticado un déficit de aprendizaje, y en su caso comprendía mejor escuchando que leyendo. El organismo encargado de los exámenes, el Educational Testing Service (ETS) quiso que la NCAA le permitiera hacer el examen con tiempo extra y una letra más grande, pero la NCAA se negó.
Según el entorno de Schea Cotton la NCAA no quería que jugase con ellos porque anteriormente habían investigado si Cotton había recibido como pago un vehículo Ford que usaba el jugador. La NCAA archivó esa investigación, pero Cotton tenía aún que pasar el examen. Los meses pasaban.
Decidió entonces enrolarse en una escuela preparatoria en Connecticut, donde le ayudarían a mejorar su aprendizaje mientras continuaba jugando. Después de un año firmó con la universidad de North Carolina State… pero la NCAA lo impidió. Seguía sin lograr la nota mínima del examen para los estándares de la organización. Tuvo que marcharse entonces al junior college de Long Beach City College mientras su familia luchaba en los tribunales contra la NCAA. Antes de que se produjera un veredicto la organización llegó a un acuerdo con la familia, y declaró elegible a Coton para la NCAA. Firmó con Alabama. 
Para entonces era ya la temporada 1999-2000 y tenía ya 21 años para 22, el jugador más veterano del equipo. Schea Cotton promedió 15.5 puntos y 4.6 rebotes por partido. Entró en el segundo mejor equipo de su conferencia. Pero jugó principalmente como ala-pívot bajo, y sus habilidades en el perímetro quedaron en entredicho.
No quiso esperar más. Apostar por UCLA en vez de presentarse al Draft cuando mayor era su popularidad le había costado caro. Esta vez se presentó. «Si hubiera sabido lo que sé ahora, me habría saltado la universidad», dijo Cotton en 2010. O quizás podría haber agotado su periplo universitario para intentar elevar su valor.
En la noche del Draft del año 2000 no se escuchó su nombre. Algunos esperaban que saliera en la segunda ronda, pero no fue así. «Fue un momento vergonzoso, fue devastador». 
Schea Cotton terminó haciendo carrera durante una década. Jugó en Serbia, China, Francia, República Dominicana, Venezuela y México. También lo hizo con los Harlem Globetrotters. Pero la chispa del «LeBron antes de LeBron» se había perdido.



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