Los éxitos y fracasos no son el resultado de una sola causa, sino que surgen de una combinación de factores diversos. Detrás de cada logro o contratiempo, intervienen múltiples razones, hacemos esta introducción porque se ha simplificado la discusión del mal momento de la Selección Nacional, llevando todo a su mayoría al entrenador Daniel Seoane.
Enumeraremos algunas de las razones que ha originado este bajón, que no es de ahora, viene desde finales de 2022 hasta acá, en donde se ha cosechado récord de 2 ganados (contra Colombia y Bahamas) y 11 perdidos.
Desde que se ha implementado el nuevo sistema en FIBA, con juegos en fechas en donde los jugadores están participando en ligas profesionales, se hace más difícil hacer concentraciones largas antes de cada juego, no como antes que, si tenías un FIBA Américas en agosto, ya desde principio de julio podías reunir a los jugadores con tiempo y hacer juegos de preparación.
Esto le permitió a Venezuela lograr resultados por encima de lo esperado ante equipos con más talento individual, recordemos que antes del FIBA Américas en 2011 el nuevo entrenador Eric Musselman tuvo una preparación larga, con varios partidos de fogueo antes del torneo, logrando los jugadores absorber el sistema y lograr automatismos.
Igualmente, en 2015 ya con el mando de Néstor “El Ché” García, el equipo pudo ir a Europa y topar contra equipos de nivel alto de ese continente, logrando igualmente la química suficiente para que la selección lograra la hazaña de ganar el título continental. De hecho, este equipo ya tenía cuatro años jugando juntos, con dos Suramericanos, dos FIBA Américas, unos Panamericanos y un Repechaje Olímpico.
Ya con todo ese recorrido el equipo no necesitaba mucho tiempo para acoplarse, al momento de Fernando Duró tomar el mando el trabajo ya estaba hecho, se empezó el nuevo sistema de competencias y el equipo seguía ganando los juegos necesarios para clasificar a dos mundiales consecutivos.
Seoane no ha tenido esa suerte, solo pudo concentrar al equipo que fue a los Panamericanos un par de semanas, con varios jugadores nuevos que tomaron protagonismo y cumplieron, ganando la medalla de plata, única medalla en este tipo de competencias.
Después le tocó solo ventanas, en la primera ante Colombia mantuvo el mismo equipo que fue al mundial, ganando con facilidad en primer partido en casa, para luego caer cerradamente de visitante, en un juego que estuvo al alcance de la mano.
Para esta segunda ventana, la más difícil de las tres rumbo a la Americup 2025, se decidió llevar un equipo en donde lo principal era que estuvieran jugando en ligas profesionales, con 10 de los 12 jugando en el exterior (incluyendo Jhornan Zamora que no estaba activo, pero no había pasado mucho tiempo desde su finalización en México), pero este conjunto era la primera vez que lo hacía junto, cayendo en los dos partidos.
Otra de las razones que podemos enumerar es que el equipo al ser tan exitoso no quisieron tocarlo, llevando a los mismos jugadores a todos los torneos. Desde que Duró tomó la selección, solo 19 jugadores tuvieron más de 8 juegos de los 51 bajo el mando del argentino, a ese número tenemos que restarle a José Vargas, Luis Bethelmy, Dwight Lewis, Gregory Echenique y Garly Sojo, quedando 14 jugadores con rodaje, 10 de estos sobre los 30 años.
A esa lista de 14 quedaron fuera por lesiones Anthony Pérez, José Materán y Pedro Chourio, además de Edgar “Petare” Martínez por no estar activo, estos jugadores entre los mejores lanzadores desde la larga distancia en la actualidad del baloncesto venezolano, arma que no tuvo el equipo en su visita al sur del continente, solo anotando 5 triples de 33 en esos dos partidos. Pudiendo descontar también a David Cubillán (lesionado) y Heissler Guillent (se excusó por asuntos personales).
Parte de la falta de relevo inmediato en la selección, que debería estar conformado por jugadores entre los 24 y 30, viene de las pocas oportunidades para los jugadores criollos tanto en la LPB como en la Súper Liga, la primera con solo 10 equipos y 3 importados y la segunda, con 18-20 equipos, pero con 5 importados, difícil así para que aparezcan nuevos nombres, por eso Venezuela siempre ha tenido problemas en los cambios generacionales.
Viendo la historia, Venezuela tuvo éxito de 1989 hasta 1992, después no se logró buenas actuaciones sino en el periodo de 2001 a 2006, con dos clasificaciones al mundial, con medalla de bronce en el FIBA Américas 2005 incluida.
Posteriormente tocó renovar nuevamente, cayendo otra vez el nivel de la selección, fracasando entre 2007 y 2013, sin poder clasificar a los mundiales, no fue hasta 2014 cuando levantó el equipo, con el título Suramericano en Margarita 2014 y los posteriores éxitos que ya todos sabemos.
La desaparición de la LPB y el nacimiento de la SPB entre 2019-2020 también ha afectado al baloncesto venezolano, se estuvo mucho tiempo sin una liga profesional y cuando arrancó nuevamente, bajo la nueva denominación, lo hizo con calendarios muy cortos y cuatro años después de eso la SPB sigue sin consolidarse, con torneos con muchas fallas, aunado a que ya no se juega Liga Nacional, en donde los criollos tenían todo el protagonismo.
Esto produjo que hayan aparecido pocas figuras nuevas los últimos años, podríamos nombrar un pequeño puñado que aparecieron o empezaron a ver minutos importantes, conformado por Yeferson Guerra, Franger Pirela, Elián Centeno, Anyelo Cisneros, José Materán, Petare Martínez y Garly Sojo, este último el más talentoso, pero ya no está entre nosotros.
También nuestras ligas profesionales no permitieron que otros jugadores tuvieran la proyección que se estimaba alcanzarían, incluso muchos estuvieron el radar de la selección, quizás fue la falta de protagonismos en la liga local o simplemente que no eran lo suficientemente talentosos para aportar a nivel internacional, nunca lo sabremos.
Otro aspecto es la disminución de los venezolanos que acceden al baloncesto universitario norteamericano, si hacemos un top de los 20 mejores jugadores venezolanos al menos 15 tuvieron la oportunidad de estar en la NCAA, disputando un gran nivel de juego desde muy jóvenes, pero últimamente se ha hecho cuesta arriba, no el conseguir becas o tener el talento, sino que el Consulado de Estados Unidos apruebe la visa, así los chichos tengan el ofrecimiento de alguna escuela.
Con esto la mayoría de los jóvenes se tienen que quedar en el país y como sabemos no hay ligas de desarrollo, mientras que en la liga profesional le dan poquísimos minutos en los pocos juegos que se hacen al año. Anteriormente los prospectos venezolanos se formaban en Estados Unidos y al terminar sus estudios estaban listos para estar en la selección a buena edad, de los últimos tiempos podríamos nombrar algunos recientes como Gregory Echenique, Greivis Vásquez, David Cubillán, Néstor Colmenares y un largo etcétera.
Otra razón, que viene más de una apreciación propia, es que los estelares están reacios a aceptar que ya su tiempo pasó, como le ocurre a todo atleta, muchas declaraciones han hecho de que siguen siendo los mejores o que “no hay nadie que me coma el c…”.
Esto se vio mucho en la ventana pasada, con los más veteranos haciendo ademanes a sus compañeros jóvenes cuando erraban un tiro, perdían un balón o cometían un error, cuando al ver las estadísticas nos encontramos que los novatos fueron los de mejor rendimiento en cancha, y lo peor de todo es que el entrenador piensa lo mismo, con la regla “si te equivocas te saco”, nefasta filosofía de muchos entrenadores venezolanos, regla que no aplica a los más experimentados.
Obviamente, Daniel Seoane tiene mucha de la carga de responsabilidad, pero eso lo analizaremos más adelante en otro artículo.
Existen otras razones que quizás los lectores de este artículo pueden agregar en los comentarios, si no se corrigen o mejoran seguiremos de capa caída, o no, siempre el talento del jugador venezolano sale a relucir, logrando resultados por encima de lo que el ecosistema del baloncesto nacional les permite alcanzar.